Cuando piensas que lo tienes todo, o al menos, todo aquello que habías soñado y sientes que el resto de tu vida se va a dedicar a cuidar aquello que creías haber obtenido con esfuerzo y dedicación, la vida te da una patada de esas que hacen que el tablero que tenías organizado salte por los aíres y vuelvas a la casilla de salida.
Como a todo el mundo, a mí la vida me ha roto el tablero unas cuantas veces y he de reconocer que mi práctica de la meditación zen y los principios del mindfulness han sido toda una tabla de salvación para no perder el sentido de la vida.
Mi último vuelco se produjo a principios del 2022, cuando sin esperarlo, apareció la maldita frase de “tenemos que hablar” que se convirtió en un doloroso proceso de divorcio.
De un día para otro, la vida que llevaba, desapareció por completo y tuve que organizarme, una vez más, para sacar la brújula y trabajar en una nueva proyección que me llevase, dos años después, a sentir que había vuelto a ganar al tiempo del terremoto.
Para quienes estéis en alguno de esos momentos en los que no le ves sentido a nada, recomiendo fervientemente que te vuelques en escribir una lista de todas aquellas cosas que sabes que te hacen feliz y comiences a poner en marcha todo un programa de recuperación.
En aquella lista que hice en el inicio del proceso, había, entre una docena de ideas, dos pasiones: la fotografía y viajar en vespa.
El año pasado realicé mi primer largo viaje en vespa que fue un encuentro con mi infancia y mi juventud en Madrid y en Palencia. Fue una experiencia maravillosa tras la que encontré mi nuevo sentido vital.
Seguir en Ruta por la Vida en el disfrute desde la sencillez y la humildad de estar consciente y presente en todo lo que va apareciendo.
Ahora toca este segundo viaje en el que quiero unir en ruta a Federico García Lorca y a Salvador Dalí a través de un viaje desde Fuentevaqueros a Cadaqués, pasando por Madrid.
Ahora es mi tiempo y así lo habito.
Es el orgullo de tener amigos y amigas, mi pequeña pero gran familia nuclear, mis grupos de fotografía, de lectura, de vespas y las ganas siempre de seguir haciendo cosas y descubriendo y, sobre todo, de seguir aprendiendo.
Siempre “En ruta por la Vida”.